DE LA BULA DE CANONIZACIÓN DEL PAPA LEÓN X

 

“El hablar de san Francisco era accesible y afable con todos que no se le acercó nunca alguno sin alejarse de él como transfigurado, conquistado y encendido en seráfico ardor por la dulzura increíble de su conversación.

Manifestó también su humildad en el nombre de “Mínimos” con que él quiso distinguir a su Orden, y como él mismo quería ser, el mínimo de todos.

Fundador y superior general de su Orden, se ponía el último de todos, siempre que le era posible, no desdeñando prestar los más humildes servicios para ser ante los demás ejemplo de humildad: servía en la mesa a sus religiosos, a menudo barría la iglesia y limpiaba los altares, mantenía en orden los ornamentos sagrados y todo lo necesario para el culto, y hasta lavaba con sus manos la ropa de los religiosos y novicios”.

 

ORACIÓN

 

Oh glorioso san Francisco de Paula, por aquella profunda humildad que te hizo grande y poderoso ante Dios, te suplicamos nos obtengas de su infinita bondad las gracias más necesarias para nuestra salvación, y aquella en particular que ahora tanto necesitamos y por la que venimos a suplicarte. Por esta virtud característica que te distinguió como el “mínimo” de todos, ayúdanos a destruir en nosotros todo sentimiento de orgullo; alcánzanos un verdadero conocimiento de nuestra nada; haz que manteniéndonos siempre humildes y pequeños a nuestros ojos, consigamos vernos ensalzados a los ojos de Dios.

 

(Del trecenario de San Francisco de Paula. Barcelona 1980)